La Marcha Dragona

 

Durante la última década del siglo XVIII y aún bajo el periodo de transición que sobrevino a la Revolución Francesa, un sacerdote de la compañía de Jesús, organista de la catedral metropolitana de México, produjo las notas solemnes y marciales de la que mas de un siglo después, habría de llamarse “Marcha Dragona”.

 Este sacerdote solía arrancar al órgano de la catedral, las notas de su melodía, elevándolas a manera de oración personal, como un preludio de la solemnidad del Tedéum.

 Durante la Guerra de Independencia, la melodía se popularizó entre las trompetas insurgentes por la marcialidad de sus notas, aunque no adquirió entonces aceptación oficial, quizá porque para el pueblo en común era casi música sacra.

 Sin embargo, el significado religioso se perdió pronto y en 1825, cuando el Capitán Narciso Sort de Sans, agregado al 4/o. Batallón permanente recibió el encargo de escribir y arreglar los toques militares para el Ejército de la incipiente República Mexicana, nació oficialmente el toque No.1 para las unidades de Caballería, bajo el nombre de “Marcha”.

 Dicho toque sólo contuvo la parte cuya ejecución fue posible a las sencillas trompetas sin pistones y solo la tradición hizo posible conservar, entre los conjuntos musicales militares, la composición del organista jesuita.

 La identidad entre el toque y las fuerzas de Caballería llegó muy rápidamente a través de las celebraciones gloriosas de la independencia patria, los disturbios interiores frecuentes, las campañas del General Antonio López de Santa Anna, de la invasión norteamericana, etc., pero sólo hasta la época de 1862-1867, durante la intervención francesa, el toque y el pueblo se identificaron profundamente, haciéndose parte integrante de todo conjunto montado, dada la intensa actividad que tuvo la Guerra de Guerrillas, el toque se ejecutó en todos los confines del país.

 Con Maximiliano de Habsburgo, llegaron procedentes de Australia y Francia, los instrumentos necesarios para bandas militares de estilo europeo y después de 1867, los leales vencedores integraron con aquellos, sus propias bandas militares, haciéndose desde luego varios intentos de instrumentaciones oficiales del vibrante toque guerrero, cuyo origen litúrgico había sido ya olvidado.

 Durante el gobierno del General Díaz, el maestro Isaac Calderón, hizo la instrumentación oficialmente aceptada para el Ejército Federal, llevándose en tales condiciones a su país y a sus calles sirvieron de marco a la Caballería Mexicana, cuyas resonantes pisadas pusieron fondo a las vibrantes notas de la ya entonces “Marcha Dragona”.

 El éxito que logro la composición fue absoluto y años después el gobierno Alemán solicitó del de México, autorización para que la altiva Caballería Prusiana ejecutara la “Marcha Dragona”, como pieza selecta de su mejor repertorio.


En el siguiente vídeo puede ser escuchada la interpretación de la Marcha Dragona, por la Banda de Música de la Secretaría de la Defensa Nacional










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